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APARTAMENTO
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Cuando
salgo del archivo repleto donde he husmeado un rato, Javier Mariscal ha vuelto
a coger la paleta de colores y se concentra en pintar el mundo. El globo terráqueo
tiene unos setenta centímetros de diámetro y es la nueva idea in progress para
la productora italiana Magis, una pelota para niños entre dos y seis años. A su
lado hay una enorme pintura de formas sinuosas y colores estridentes. También
ha trabajado en el lienzo recientemente.
Los
Garriris de Javier Mariscal van camino de cumplir cuarenta años. Aparecieron
por primera vez en el comic El Rrollo Enmascarado en 1974 y, desde entonces, la
espontaneidad de Fermín, Piker y Julián no para de colarse en cada proyecto que
emprende el creador valenciano, ya sea solo o junto a sus hermanos y estudio
imprescindibles. El lazo genético es un grito estético en Cobi, la mascota de
los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, las sillas Garriri y Julián o la última
campaña para Camper, pero también en el interiorismo de los hoteles de lujo o
en la peli Chico & Rita está presente el espíritu de aquellos primeros
personajes y la frescura de su trazo a mano alzada. Esa fidelidad, esa visión,
es la marca de estilo Mariscal.
Al Palo
Alto de Barcelona hemos venido a buscar al creador de imágenes, un niño grande
que cuelga las piernas de los apoyabrazos de la silla mientras hablamos, aún
necesita dibujar para encontrar sentido y venera la mente de los niños. El
lugar es un antiguo complejo fabril donde hoy conviven una veintena de
empresas; un auténtico vergel con buganvillas, hiedras y parras que alcanzan
los diez metros de altura, una huerta, un estanque con nenúfares y una
infinidad de plantas silvestres. La nave enormísima donde se encuentra el
estudio ha albergado hasta 80 personas durante tres años para la producción de
Chico & Rita. Hoy son muchos menos, pero igual hacen ruido. Nos sentamos
fuera, en un jardín tranquilo.
(sigue
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