22/1/06

lectura por ósmosis

revista G7

Las librerías Asunto Impreso y la editorial lamarcaeditora tienen y hacen libros de los de siempre, esos que hay que leer, las más de las veces, página por página, palabra por palabra, y no decimos letra por letra porque, dicen, nuestro cerebro es capaz de reconocer una palabra con que sólo la primera y la última letra estén en el lugar que les corresponde. Bue. Lo que importa es que en Asunto Impreso y en lamarcaeditora también hay otros libros, libros “para tener”, libros para mirar e incluso libros para remontar.

Porque la idea es tentar (porque puede interesarles especialmente) a esa profusa estirpe de ágiles hojeadores de revistas, hostiles a cualquier texto que supere la extensión de un pie de foto o un destacado, mejor introducir de inmediato estas confesiones-convicciones de Guido Indij, el entrevistado: “Yo compro muchos libros que no leo, y lo que aprendí hace tiempo es a que no me dé culpa. Los libros no son para leer, son para tener. Son para que estén cerca tuyo, quizás por ósmosis algo te transmitan”.
Cuestión n.º 2: ¿Qué es un libro? Indij propone: “¿Qué pasa si en lugar de tener páginas tiene una sola página? ¿Qué pasa si en lugar de medir los 20 centímetros de alto tradicionales, mide un metro, o tres metros? El otro día compré un libro encuadernado, impresión color, que mide dos milímetros y medio de alto. Viene en una cajita de joyas, lo abrís, trae una lupa y adentro es un libro”.
Cuestión n.º 3. “Publicar libros es un virus. Los libros tienen un virus; si vos leés muchos libros, si tenés muchos libros, en algún momento se te mete el virus y ya no sos vos el que lo elige. El desafío ahora es mantenernos. El otro día pensaba que me gustaría que el desafío fuera ser los mejores editores de arte. Hoy somos los únicos [en Argentina]. Ojalá surjan otros y podamos plantearnos ser los mejores.”
(sigue en COMMENTS)

1 Comments:

Blogger Paula Yacomuzzi said...

EXTENDER LOS MÁRGENES
El editor de ensayos, libros ilustrados y otras rarezas de lamarcaeditora y AsuntoImpresoEdiciones (el amasijo de letras es intencional) y director de las librerías y distribuidora Asunto Impreso, es un apasionado por la fotografía y un fetichista confeso, amante declarado de “las cosas lindas”. Si, como se suele decir, todo amante de la fotografía es un gran fetichista, en Indij la vocación adoradora, la que propugna desde sus iniciativas, parece diseminarse desde esa imagen que contiene al tiempo (¿qué otra cosa es una fotografía?) al libro impreso. Fetichismo sin fin, en definitiva, ya que en él la idea de libro toma dimensiones tal vez insospechadas.
¿Una baraja de naipes puede ser un libro? ¿Y un pergamino? ¿Y aquél que menciona Indij que apenas tiene unos milímetros de lado? Quien todavía no logra vislumbrar que el “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí” es un cuento completo, pues difícilmente pueda con que una poesía impresa en el papel de un barrilete habita los dominios del universo libro.
Parece que a partir del Twentysix Gasoline Stations, de Ed Ruscha, del año 1963, un libro de 26 fotos blanco y negro de estaciones de servicio de la zona oeste de Estados Unidos, muchos artistas se desvelaron por repertoriar minuciosamente todo tipo de hechos o situaciones. Uno de ellos fue Douglas Huebler, que inútilmente se ocupó en sacar fotos a todos y cada uno de los seres humanos, y después publicaba las imágenes en series de 100.000 personas. Desde entonces, con trabajos de este tipo se empezaron a expandir los contornos de lo que ha dado en llamarse “libro”. Y el asunto se fue diversificando hasta nuestros días.
Y hasta la poesía en barrilete de lamarcaeditora, por ejemplo, una de las tantas iniciativas de estas gentes. En las librerías y editoriales que dirige Indij hay muchos ensayos, de fotografía, arte, diseño en todos sus rubros, arquitectura, moda (300 libros de moda, y por eso estuvieron este año en el BAF para decirse al fashion porteño). Pero también esas raras avis que sobrevuelan los cielos de los libros-objeto, las ediciones esmeradas o de lujo, los livres d’artiste, los libros de artista y los libros ilustrados.
Sí, claro, el tema de las “cosas lindas” del que hablaba Indij. Pero también es hora de desfrivolizar un poco. Incluso antes de percatarnos de la Biblioteca de la mirada, una colección de textos que busca desentramar los mecanismos de la percepción, es fácil intuir que en todas estas iniciativas hay un hilo que, si no conduce, al menos hilvana: ver y aprender a mirar, confiar en que el ojo es capaz de discernir además de disfrutar, unas cuantas cuestiones de producción de sentido que bien vienen en tiempos de bulimia visual.

MÚLTIPLES
Entre los títulos de edición propia, obras de la colección Múltiples como Coso (50 ejemplares hechos individualmente en una técnica que combina diferentes materiales; cada obra va en una caja-libro); Cuatro tierras (mapas serigrafiados sobre vidrio, con tierras recogidas en cada una de las zonas geográficas que constituyen el territorio argentino: desierto, pampa, cordillera y litoral); Máximas mínimas, de Benavides Bedoya, con tapas de piedra; o las 20 cometas de Adolfo Nigro, se balancean por las fronteras del libro de artista, el libro de lujo y el livre d’artiste.
Son títulos que exploran en el formato libro, no existen anteriormente sino que surgen de la provocación de la hoja en blanco, e integran los medios formales con sus planteos temáticos o estéticos. Por esa búsqueda se acercan al libro de artista, y también porque indagan en la idea del pop de la reproducción ilimitada de la obra de arte, en este caso en formato libro, aunque al mismo tiempo con la intención de que cada uno constituya un original, en tiradas de nueve ejemplares, o de 50, e incluso de 500. Por eso también exquisitos y caros, poco modestos y hasta exclusivos. Pero más baratos que una obra de arte original: un Benavides Bedoya de esta colección, por ejemplo, pueden estar en 100 U$s, diez veces menos que un original.

LA VISTA GORDA
Modestos y repetibles hasta que haga falta son los ejemplares de La vista gorda. Los directores de la colección son los artistas Martín Kovensky, Marcelo Brodsky, Pablo Cabado y Gabriel Valansi, junto a Indij. “En principio era un grupo de artistas que no tenía su libro y merecía tenerlo —cuenta Indij—, y nos reuníamos a ver cómo hacíamos su libro. Son amigos.” Y cuando los amigos tuvieron su propio libro, la propuesta se extendió a otros. Allí se publicaron también el Treintamil de Fernando Gutiérrez, que alude en imágenes desoladoras a lo que no está, a los desaparecidos durante la dictadura; la Argentina kitch de la era menemista en las fotografías de Marcos López o el Manual del niño peronista, de Daniel Santoro, un trabajo que recopila y devela el prolífico imaginario visual del peronismo.
No hay convenciones de tamaño o estilo en esta colección; los trabajos son más bien ensayos fotográficos (con excepciones); y aunque suele repetirse la distinción convencional entre imagen y texto, difícilmente podrían pensarse como libros ilustrados.

LIBROS OBJETO
Uno más: los libros-objeto. Son esa especie de souvenirs que se venden junto a otras chucherías igualmente imperdibles en tiendas de diseño o de los museos, y que, en definitiva, hacen del libro un artefacto cultural. A esta categoría pertenecen Cartele, un trabajo que recoge en fotografías esas muestras del bizarro hacer popular que son los carteles indicadores o de productos y servicios, o los diferentes títulos del Cine dd2, un pequeño dispositivo cinético que, entre otros motivos, recrea a través de fotografías una escena tanguera o el rito cotidiano de un gaucho sebando mate. Cartele, que ya va por la tercera versión, y los distintos trabajos del Cine dd2 hacen furor entre extranjeros y expatriados que se avienen a Argentina por estos días. Sépase que los Cine dd2 valen $7.

PROYECTOS IMPRESOS
Devotas con su mundo de ojos despiertos, ahí están las librerías Asunto Impreso (en el pasaje Rivarola y la del Centro Cultural Recoleta) y las editoriales lamarcaeditora y AsuntoImpresoEdiciones.
La supervivencia, como siempre, se trabaja con ingenio. En el caso de la librería, a partir de la devaluación prácticamente dejaron de importar, para ofrecer obras editadas acá mismo, propias, de otras editoriales pequeñas, de editores free-lance o catálogos de artistas. Sobre las librerías Indij dirá cosas como: “Abrimos un mercado. Yo creo que hemos alimentado muchas bibliotecas personales de fotografía o de arte”, o (atenti): “Yo creo que es la librería de arte y fotografía más importante de Latinoamérica”. Según sus cálculos, mientras ellos tienen unos 20.000 libros de arte en stock, una librería de barrio tiene entre 25 y 50, una de una cadena entre 200 y 300 y una de un museo puede alcanzar los 1.000.
Ahora trabajan en el proyecto Asunto Impreso 2010. La idea es vender libros añejados (inevitable preguntarnos en qué etílico ágape habrá surgido), que ven aumentar su precio con el paso de los años. Entre los títulos que irán a parar a la bodega, Indij apunta: la edición japonesa de Sex de Madonna; el libro de fotos de David Hockney; Tulsa, de Larry Clark; la edición completa de Historia General del Arte de Argentina, de la Academia Nacional de Bellas Artes; los libros de artista de Ralveroni… Sin dudas, carne de coleccionistas.
En un sentido parecido trabajaron con el Sumo de Helmut Newton, una obra de la que en el mundo entero se hicieron sólo 10.000 copias: el valor subía a medida que se vendía uno de los tres ejemplares que tenían acá. El primero se vendió por 1.000 U$s; el último, por 3.000. Y lo mismo con los trabajos del sello propio Portfolios Fotográficos de Edición Limitada: la cuarta (de nueve) carpeta de Annemarie Heinrich alcanzó los 4.500 U$S.

MARCA IMPRESA
Es curioso. El 2003 fue un buen año para la editorial. ¡Clic! El sonido de la muerte, una compilación de textos sobre fotografía hecha por el mismo Indij, fue el primer título publicado, en el 92. Y por entonces era lamarca, la marca de no se sabía exactamente qué tipo de emprendimiento. Desde el 2003 lamarcaeditoria tiene local propio junto a la librería del pasaje Rivarola, diez colecciones y un hermano, AsuntoImpresoEdiciones.
Si durante unos diez años editaron unos ocho libros anuales, en el 2003 fueron 36, y para el 2004 estiman que serán 40. Y además, según el editor, se ha consolidado como catálogo y, por lo tanto, como marca, con una visibilidad inédita. “Los primeros 70 libros eran casi en su totalidad ideas que nacían de mi oficina y que luego desarrollábamos como publishers, o sea, financiando, arriesgando, promoviendo —explica—. Algo cambió últimamente. Ahora también nos llueven propuestas de otros artistas y editores freelance.” Sin embargo, como es de suponer, el 90% es desechado, y el 10% con el que se quedan unas veces también parece superar la capacidad de la editorial.

SOBRE INTERNET
Un último desliz. Dice el editor de la editorial alemana Die Gestalten Verlag, que “al igual que la fotografía relevó a la pintura de su función documental, el libro como forma mediática fue relevado por Internet de su función primaria de vehículo informativo, ya que la red ofrece las informaciones más actualizadas. Y debido a esto, hoy en día existe una demanda creciente de trabajos analógicos, táctiles y físicos”.
Pues algo así apunta nuestro entrevistado, conciente de que en el tipo de libros que él vende y edita prima una relación de deleite con el papel impreso difícil de reproducir; al menos hasta que las tintas y los papeles y las impresoras y todo lo que hace falta para imprimir en casa unos libros de alta calidad gráfica alcancen precios más que accesibles.



RECUADRO
Sin huellas de la industria audiovisual
A diferencia de lo que pasó en el campo audiovisual, la devaluación parece no haber despertado las ansias mundiales por editar libros en nuestro país. Guillermo Schavelzon, agente literario y consultor editorial argentino residente en Barcelona, dice para La Nación que las condiciones de producción argentinas no alcanzan los parámetros internacionales: que el papel no es bueno, que el trabajo de diseño editorial no sobresale, que los empresarios no pueden comprometerse ni en tiempos ni en volúmenes de producción y que la impresión y encuadernación no dan con el nivel de mercados exigentes. Todo esto en Argentina: el primer país en editar y traducir al español a Freud, a Joyce, a Virgina Woolf, a Malraux, a Sarte, a Simone de Beauvoir y a Proust, entre otros, y que en los noventas perdió un liderazgo editorial de casi cien años, en manos españolas primero, y alemanas después que se comieron a las españolas.

Extintos los peces grandes, lo que resplandece en estas tierras es un colorido cardúmen de peces pequeños, editoriales independientes de las que conviene registrar esa gran capacidad que tienen de estar atentas a las tendencias y a los movimientos culturales y los grandes aportes de capital simbólico (léase ideas, pasión y compromiso desinteresado) que reciben.

Para Indij el panorama de la edición independiente en Argentina es “reducido pero lleno de sellos interesantes: finos como Adriana Hidalgo e Interzonas; hippies como Belleza y Felicidad; inteligentes como Libros del Zorzal; bonitos pero declaradamente inviables como Siesta; innovadores como Eloisa Cartonera; desparejos pero muchas veces sorprendentes como Ediciones Larriviere; lamentablemente desaparecidos hace poco como Ediciones de Arte Gaglianone; e históricos, resistentes y venerables como Ediciones de la Flor, Nueva Visión y Ediciones Infinito”.

9:55 p. m.  

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